Fotos de Gijón
Gijón es el típico concejo costero de la zona central asturiana con relieve ondulado y poca elevación en sus cotas máximas. El pico más alto es la peña de los Cuatro Jueces, que llega a los 662 metros sobre el nivel del mar. Este relieve, todavía en el siglo XVIII, estaba cubierto de grandes masas forestales de bosque autóctono que poco a poco fue arrinconado por la incipiente presión poblacional y lo poco que quedaba se sustituyó por especies foráneas como el pino o el eucalipto. Con todo esto y fotográficamente hablando, el entorno natural no es el punto fuerte de este concejo y más teniendo en cuenta que alberga la ciudad más grande del Principado de Asturias.
Más de 20 parroquias
Con todo ello, no deja de tener una gran importancia su entorno rural con más de veinte parroquias que, en la mayoría de los casos, conservan el aire tradicional de la aldea y las caserías asturianas en las que es fácil encontrar las típicas estampas de la vida rural. La fuerte presión demográfica del siglo XX cambió la estructura de ese sector primario, que en la primera mitad del siglo XX provocó una ampliación del terrazgo, un aumento de la productividad y cambios en los cultivos para poder atender mejor a la gran ciudad que crecía frente a ellos. Es de destacar que una de las industrias transformadoras de este sector primario es la de la producción de sidra que acapara más de un tercio de la producción total de Asturias
Pesca
En sentido contrario, poco podemos fotografiar del sector pesquero debido al gran declive de la actividad que fue perdiendo fuerza desde los años 60 del pasado siglo en favor de otros puertos, fundamentalmente el de Avilés.
El sector industrial
Ya desde el siglo XIX, la industria primigenia comenzaba a ocupar el suelo urbano: la Fábrica de Tabaco, la de Vidrio, Fundiciones de Kessler o Sidra Zarracina son un buen ejemplo de fábricas que usaban el puerto de Gijón para dar salida a sus productos. La mejora de las infraestructuras y comunicaciones que favorecieses a su vez el abastecimiento de materias primas fue el impulso definitivo para que Gijón crease el gran entretejido industrial que ha llegado hasta nuestros días, articulando en torno ello toda una serie de barriadas obreras que forman parte de la idiosincrasia de la ciudad.
Un Paisaje Industrial
Pero tanta actividad económica hizo colapsar los muelles locales, lo que motivó el inicio de la construcción del puerto del Musel en el año 1893. A partir de aquí, el paisaje industrial de Gijón creció en la línea de lo que hoy conocemos: ENSIDESA, Uninsa, Tudela Veguín y la Térmica de Aboño, forman parte de esas fotografías clásicas de la industria pesada que hoy sigue siendo un referente para todos los fotógrafos documentalistas.
Un rico legado histórico
Y parece ser que casi todo empezó en la Campa de Torres. Este privilegiado paraje gijonés fue solar de un castro prerromano que se remonta al siglo V a. de C. y seis siglos después, los romanos fundaron Gigia. Las termas de Campo Valdés dan fe de la importancia que alcanzó la nueva urbanización romana.
Con la caída del imperio romano y la llegada de la invasión musulmana, Gijón vivió un paréntesis de oscuridad histórica en el que se mantuvo hasta que en el siglo XIII, Alfonso X le concede la categoría de Puebla.
Jovellanos
Y si hay un personaje que contribuyó a definir lo que es el Gijón de hoy , ese es sin ninguna duda Melchor Gaspar de Jovellanos que a finales del siglo XIX elaboró un plan de ordenamiento urbano. Creó el Real Instituto de Asturiano de Náutica y Mineralogía, pero su interés no sólo estaba centrado en su ciudad natal. Conocía de primera mano la imperiosa necesidad de mejorar las comunicaciones con la meseta creando una carretera que permitiese abastecer al Principado con productos de ultramar. Y esa idea se transformó en la mítica carretera de Pajares, que terminó con el secular aislamiento con Asturias.
Sin ninguna duda, este sería el mejor retrato que se podría hacer de un gijonés. Al menos Goya lo consiguió.