
El río Polea enamora. Y si te lo enseña Kaly, el responsable de la empresa de turismo activo «Kaly Aventura» del albergue de Serandinas, cautiva aún más si cabe.

El afluente del Navia desciende por un estrecho cañón hasta la cola del embalse envuelto en un paisaje espectacular. Cuesta creer que semejante maravilla de la naturaleza de Asturias, sea tan desconocido hasta para los propios asturianos. Vegetación exuberante, fauna variada y una calma solo rota por el acompasado sonido de los remos que acarician el agua.
En aquella pequeña aventura que ilustro con estas fotos, nos acompañaron Patri y Ramón, veteranos canoistas del Navia y dos de mis modelos preferidos para las actividades que fotografío con Kaly. Como profesional de la imagen me quedo con la luz de aquel verano tardío. Una luz que daba aún más magia al Polea y a su entorno salvaje. Una luz difícil de controlar por claroscuros y contrastes que enloquecían los valores del fotómetro y por la dificultad de manejar los parametros de la canon EOS 1D, encerrada en una bolsa acuática que la protegía de accidentes.
En aquella primera jornada, disfruté como nunca del pequeño afluente que moría en el Navia. Un río que cubrió con sus aguas más de una veintena de pueblos, sumergiendo vidas y recuerdos que aun quedan latentes en sus orillas.
En próximos días espero repetir esta aventura que incluso hicimos una vez a la luz de la luna en una noche de julio sencillamente espectacular. Esta ruta es algo imprescindible para sentirse rodeado de tranquilidad, belleza y pura naturaleza, Y además es toda una aventura apta para todos los públicos.