Muchas veces el arco iris se nos presenta de forma espontanea, como un fugaz tesoro visual que muchas veces se queda únicamente grabado en la retina. Personalmente puedo decir que he perdido muchos arco iris y también que en otras ocasiones, la fortuna se alió conmigo dándome la oportunidad de hacer fotos espectaculares.

Cuestión de suerte
Es cierto que la suerte hay que buscarla. Hay momentos en los que ves que una parte del cielo se oscurece amenazando tormenta pero, por otro lado, el cielo permanece azul en el sentido c0ntrario. En situaciones así, los elementos se conjugan para que surja esa magia que lleva maravillando a la humanidad desde que esta comenzó su andadura en la historia.

L’arcu la vieya, el arco iris asturiano
En Asturias, como en otros países celtas, los extremos de l’Arcu la Vieya, marcaban la ubicación de un pote de oro que desaparecía cuando el arco iris se disipaba en el cielo. Muchas veces este fenómeno meteorológico me ha sorprendido en plena ruta, obligándome a parar inmediatamente, consciente de la fugacidad de esa maravilla de colores que es imposible no recibir con una sonrisa en los labios.
Tengo en la memoria y en mi archivo varias fotos de este arco de colores que tengo asociadas a muy buenos momentos, posiblemente por esa sensación de triunfo que sientes cuando ves una toma perfecta en la que la suerte tiene mucho más que ver que la técnica a la hora de apretar el disparador.

Me imagino que será muy difícil conseguir hacerse con fortuna en forma de polvo de oro que llena una enorme olla de cobre, pero espero que el destino me ponga en suerte la posibilidad de seguir fotografiando estas maravillas atmosféricas que se presentan ante nosotros cuando uno menos se lo espera.