La cascada de Cioyo: todo un descubrimiento personal

Descubrí la cascada de Cioyo en el verano de 2013. Después de tanto años fotografiando el territorio asturiano, me parecía extraño el hecho de que nadie me hubiese hablado nunca de ella y precisamente recalé en este espacio natural tan espectacular tras recibir el encargo, por parte de la dirección del periódico, de poner en marcha un reportaje de verano sobre las cascadas más bonitas de Asturias.

Y alguien me habló de Cioyo, un hermoso salto de agua en las inmediaciones de Penzol, pequeño pueblo perteneciente al concejo de Castropol. Puede ser que el acceso no sea sencillo, ni queda en la ruta de alguno de esos puntos tan espectaculares que tiene la comarca del Eo, pero desde luego, el paraje es sencillamente espectacular. Se trata de un salto de agua de unos 15 metros que cae sobre una perfecta hoya de agua cristalina que supera los dos metros de profundidad. El entorno boscoso le da un aire mágico, casi mitológico en el que el murmullo del agua inunda el aire con esa sinfonía única de la naturaleza asturiana.
Fríos que merecen la pena
Por exigencias del guion, introduje la cámara en una bolsa Ewamarine y no me quedó otra que meterme en aquel agua congelada que caía estrepitosamente sobre la poza, para intentar transmitir las sensaciones de bañarse en una joya natural coma la cascada de Cioyo. En aquel viaje me acompañaron mis dos hijos, Iyán y Nel, que incluso hoy, 8 años después de nuestra primera visita , nunca pierden la ocasión de zambullirse en cualquier sitio en el que se pueda nadar y bucear, así que tuve un par de modelos perfectos, al margen de una familia muy agradable que se prestó a posar para la ocasión.
Disfrutamos un rato de aquella experiencia única. Evidentemente, el primero en salirse del agua fue este humilde fotógrafo, incapaz de pelear por una foto más como consecuencia del castañeo de dientes y los temblores que se iban apoderando de cada centímetro de mi cuerpo.
Una vez fuera de la poza, la sensación de bienestar era casi indescriptible. Quizás eso me hizo apreciar incluso más el paraíso escondido que me rodeaba. Desde aquel día, cuando me preguntan por la cascada más bonita de Asturias, siempre me viene a la memoria la maravillosa cascada de Cioyo.