Conocí a Calo Soto en 2006 durante una de las entrevistas que mi amigo Eduardo Lagar hizo para la serie Asturias Siglo XXI de La Nueva España. Las circunstancias de aquellos días hicieron que tuviese la ocasión de descender el río Sella en canoa precisamente guiado por este deportista asturiano que ganó el Descenso Internacional en K1 en la edición de 1982.

Nunca pensé que aquellas dos jornadas en las que disfrutamos desde dentro del legendario río, iban a meterme tan de lleno en la pasión de fotografiar las maravillas naturales de Asturias que tantísimas posibilidades tienen a nivel gráfico, Durante aquellos días el bueno de Calo, me enseñó todos esos rincones y elementos que suelen pasar desapercibidos durante el descenso turístico de este cauce, que suele ser todo un hervidero de gente durante los meses estivales. Flora, fauna, paisaje y etnografía se dan la mano en este trayecto de una decena de kilómetros que atraviesa uno de los espacios naturales más espectaculares del oriente asturiano.
Posiblemente el otoño sea una de las épocas ideales para remar en el emblemático río de los astures, impregnarse de esos aires frescos que se encuentran a medio camino entre el Cantábrico y los Picos de Europa y disfrutar del espectacular entorno que hace sentir la vida a flor de piel.
Todo eso aprendí del Sella de la mano de Calo Soto y de toda la gente de la Escuela Asturiana de Piragüismo. Para Asturias es una suerte contar con empresas de turismo activo y con profesionales que con su buen hacer, nos ponen a la cabeza de este tipo de actividades a nivel nacional.