
Pocos lugares acumulan tantos iconos en menos metros cuadrados como el entorno del puente de Cangas de Onís: la Cruz de la Victoria, el Sella con los Picos de Europa vigilando de cerca las mismas piedras que atraviesan el río… Sólo falta el rey Pelayo escanciado un culín de sidra desde lo alto del puente. El lugar más fotografiado de Asturias tiene el encanto de las postales setenteras, cargadas de colores saturados de Polaroid y de trajes asturianos de aquellos de dengue empedrado con azabache y paño de estameña. Salmón y queso de Cabrales cerrarían el circulo perfecto de la iconografía asturiana. Precisamente por eso, como fotógrafo, de vez en cuando me meto bajo los arcos del viejo puente buscando ese punto de vista peculiar que me sirva para reinterpretar un elemento tan simbólico.