Hormigón gris entre el verde de Asturias

A un fotógrafo siempre le llaman la atención los contrastes. A veces nos esforzamos por buscar ese punto de vista en el que se enfrentan aspectos antagónicos de la vida. En Asturias es fácil darse de narices con multitud de contrastes, pero desde hace años me estoy fijando en los viaductos de las autovías que rompen con sus grises estructuras de asfalto y hormigón

Viaducto de La Concha de Artedo en al autovía del Cantábrico. 5 de marzo de 2013. ©Miki López

la armonía natural del paisaje asturiano .Al final todo es paisaje, un paisaje inevitablemente condicionado por los tiempos que corren tan rápido como el progreso del último siglo.

Nadie podría imaginar en los albores del XIX, en la que las comunicaciones asturianas seguían el milenario trazado de aquel mítico imperio romano. Era un mundo en el que todos los caminos llevaban a Roma atravesando puertos impracticables en mitad del invierno potenciando el aislamiento de los asturianos que vivieron en la soledad de su paraíso imprimiendo de carácter a los pobladores de esta tierra.

Somos puro grandonismo, posiblemente consecuencia de este país de paisaje extraordinario que nos cobija. Para bien y para mal, también nuestras infraestructuras tienen que ser grandonas. ¿o no?

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