Hay un lavadero en La Magdalena, en el concejo de San Martín del Rey Aurelio, al que llegué un día de esos en los que vas sin rumbo fijo. Y allí encontré a una mujer que hacía la colada en un agua tan fría que amorataba las carnes sin que hiciese falta tocarla. La mujer tenía las manos agrietadas por mil trabajos que casi ya ni existen y que tanto carácter imprimieron a nuestros abuelos. Ahora tenemos la piel tan fina que nos desesperamos cuando se estropea el calentador de casa. No me quiero imaginar como nuestra generación podría enfrentarse a un retroceso tecnológico. ¿Quién se imagina un regreso a una sociedad sin Internet, sin domótica y sin Iphones? Una vuelta atrás que seguramente serviría para descubrirnos a nosotros mismos como seres sociales que rompen con las Redes Sociales . Y más de uno iba a sorprenderse mucho así mismo.
-“Esta juventú nun ta prepará pa na fíu!
-¡Cuánta razón señora!
Y yo el primero.

¡Qué belleza de señora! Hay tanto que aprender de nuestros abuelos o de las personas de mayor edad.
¡Muy buena foto y excelente blog!
Todo lo rural es hermoso. ¡Muchas gracias!