A veces el campo asturiano parece una verdadera colcha de Patchwork. Prados verdes, huertas de tierra y árboles prácticamente ya sin hojas, forman parte de un paisaje que ya se fijó en la retina de nuestros abuelos y difícilmente lo hará en la de nuestros nietos. Este paisaje no deja de ser un binomio formado, desde hace siglos, por el hombre y la exuberante naturaleza asturiana. Al final somos pintores. Y Asturias el lienzo. ¿O no?
